La elaboración de los Huesos de Santo se remonta al siglo XVII y la fecha en la que son típicos no es casualidad ya que coincide con la recolecta de la almendra, su ingrediente básico. Además del fruto seco, se emplean para su elaboración azúcar, agua y huevos. Con todo ello se elabora una pasta en forma de canuto que se enrolla posteriormente sobre el relleno. Este relleno se realiza con un almíbar de yema y azúcar. El tamaño de los huesos de santo suelen ser de 5 ó 6 centímetros de longitud y se decora con mucha azúcar y colorantes varios. La parte exterior se suele elaborar con mazapán. Aunque su relleno tradicional es el dulce de yema, en la actualidad se han ido diversificando y es posible encontrarlos de otras confituras como pueden ser: yema, ciruela, coco, cabello de ángel, mermelada o chocolate.
Es un dulce bastante empalagoso, dada su alta concentración de azúcar y su precio suele ser elevado ya que la elaboración, generalmente, es completamente artesanal.
Buñuelos de viento
Otro de los dulces típicos de estos días son los buñuelos de viento, un dulce en forma de bola elaborado con harina de trigo, aceite y huevos que se fríe en aceite caliente. Esta masa frita puede llegar a doblar su volumen por eso se le llama ‘viento’, es decir ‘hichado’. Los buñuelos de viento se pueden rellenar de crema, chocolate… La dificultad de este postre está en la temperatura del aceite, ya que si está poco caliente la masa cae al fondo y debe procurarse que se mantenga a flote, pero si está demasiado caliente se forma una envoltura seca alrededor del buñuelo que impide que éste crezca. Los rellenos suelen introducirse después de sacarlos de la sartén mediante una pequeña abertura que se realiza en dicha bola frita.
Su origen puede estar en el siglo X en las comunidades de judíos sefardíes que elaboraban unos bollos fritos con harina de trigo. La introducción de estos bollos en la celebración de Todos los Santos es una modificación cristiana. Aunque diferentes autores piensan también que su origen, como muchos otros dulces podría estar en los árabes ya que era un postre favorito de los árabes que residían en Andalucía: ellos los freían en aceite y después, se bañaba en mil hirviendo.