En la feria de Ordizia se ofrecieron la semana pasada los primeros ‘gorringos’ de la temporada, la tan apreciada ‘amanita de los césares’ (amanita caesarea) que también recibe el nombre de oronja o yema de huevo, según el lugar en el que estemos. Se trata, sin duda, de un excelente comestible que para muchos es la reina de las setas gracias al sabor de su carne. Los ‘gorringos’ ya han empezado a ‘florecer’ en nuestros bosques para deleite de los paladares más exigentes.
Basta darse una vuelta estos días por el Bar Ganbara, en la parte vieja donostiarra, para comprobar que se ha producido el primer golpe de ‘gorringos’ de la primavera, una oportunidad que hay que aprovechar porque en el mundo micológico no existen garantías de nada, en tanto en cuanto mandan las ‘circunstancias’. “Llevamos una semanita en la que están llegando. Y muy bonitos, además. La verdad es que están preciosos”, comenta Amaiur.
La 'amanita de los césares', mejor a la plancha
La 'amanita de los césares' es para muchos la reina de las setas gracias al sabor de su carne
Se trata de una seta que debe comerse sola. “Por lo general, solemos hacer esta seta a la plancha. No tiene tanto sabor como el hongo y probablemente no tiene tanto aroma como la ziza de primavera. Si el cliente nos lo pide así, hacemos un revuelto de ‘gorringos’, pero es mejor hacerla a la plancha porque una característica fundamental es su textura, muy fina, y un sabor fino, muy sutil, que se percibe mejor si se ha hecho a la plancha o salteada”, apunta el dueño del Ganbara.
La amanita de los césares recibe este nombre simple y llanamente porque los romanos eran muy aficionados a degustarla. Era el plato favorito de Cesar Augusto y también de Claudio, emperador de Roma, lo que aprovechó su esposa Agripina para servírsela mezclada con Amanita Phalloides causándole la muerte por envenenamiento y facilitando así la sucesión al trono de su hijo Nerón.
'Gorringos', como un premio
La amanita de los césares es, sin duda, una seta muy apreciada “por su sabor y textura agradable” y también “porque hay muy poquita como para satisfacer a los seteros”, explica Amaiur. “Es la que más ilusión les hace encontrarla. Encontrar el ‘gorringo’ es algo muy poco habitual, como un premio”, apunta el responsable de este establecimiento del casco viejo donostiarra, en cuya barra es habitual encontrar preciosos ejemplares de hongos y setas cuando confluyen las circunstancias necesarias para que se produzca el tan esperado ‘golpe’.