El puré de patata perfecto existe. Hablamos de una de esas elaboraciones que por sencillez o simplicidad muchas veces nos confiamos y cometemos errores a la hora de prepararlo, pero que con un poco de atención podemos solventar.

Escoger el tipo de patata adecuado es uno de los pasos más importantes para crear un buen puré

Una de las primeras cosas que hay que tener clara si queremos tener un buen puré es evitar los purés de patata en copos. Generalmente están buenos y te pueden sacar de muchos apuros, pero siempre que haya tiempo y ganas, es recomendable hacer un puré casero y natural.

Aunque parezca una tontería, una de las principales decisiones que hay que tomar a la hora de comenzar a preparar la elaboración es decidir qué tipo de patata vamos a utilizar. En este caso es recomendable emplear una que sea harinosa y con poco agua, para ello las variedades Kennebec o Monalisa, entre otras, pueden ser muy adecuadas.

A la hora de cocer las patatas seleccionadas, resulta aconsejable escoger las que sean de un tamaño similar, de forma que el tiempo que necesiten para cocerse sea parecido. Entonces, pasaríamos a cocer las patatas enteras y, una vez preparadas, las retiraríamos del agua, para que cuando estuvieran atemperadas, a una temperatura manejable, proceder a retirarles la piel.

Aunque muchos expertos aconsejan cocerlas en entero, en caso de decidir cocerlas troceadas deberíamos pelarlas y cortarlas con cortes limpios, es decir, sin romperlas ni chascarlas, ya que queremos lograr que retengan el almidón que contienen, sin soltarlo.

Una vez cocidas, pasaríamos a escurrirlas y devolverlas a la olla en la que las hemos cocido para ponerlas al fuego durante dos o tres minutos y lograr así que pierdan el agua sobrante y se sequen.

Olvídate de la batidora

Otro consejo importante a la hora de realizar un puré de patata lo más perfecto posible sería no emplear la batidora eléctrica. La mejor forma para triturar las patatas sería utilizando un pasapurés u otros trucos como el colador chino, un rallador o un tenedor, con el fin de lograr un resultado lo más ligero y cremoso posible.

Ingredientes como la mantequilla, especialmente, la nata o la leche son productos que ayudan a crear un puré que tenga mayor ligereza o cremosidad pero en ningún caso habría que añadirlos fríos. También se puede condimentar o infusionar la leche o la nata con cualquier tipo de especia que dará a tu puré un toque de lo más especial.