Hay crianzitas y luego hay crianzas, de esos que te tienes que tomar pensando en lo que haces porque merecen un poco de respeto, merecen eso que se llama reflexión porque son vinos con una historia detrás y eso es lo que, a veces, distingue un gran vino de otro.
David Moreno no sólo es el nombre de una bodega, también es el nombre de un señor a quien le apasionaba el vino. No es una historia original ni nueva pero a mi me encantan este estilo de señores que lo dejan todo, literalmente, para dedicarse al vino. En este caso David Moreno dejó una profesión y un futuro más que prometedor como ingeniero en Barcelona y con 33 años decidió que se iba a dedicar a la profesión que habÃa visto en su casa natal de Badarán (Rioja Alta) y que le habÃan enseñado su abuelo y su padre, querÃa ser bodeguero.
En el año 88 nace Bodegas David Moreno, recordemos que no es una época de enólogos estrellas, habÃa mucho barro y mucho esfuerzo entonces, sacar un duro de una botella de vino no era lo más sencillo, pero desde entonces no ha dejado de crecer y debe ser porque nunca ha abandonado la filosofÃa con la que empezó:  “El vino se hace para beber, para pasar el rato, para estar entre amigos.” Y hoy el vino de David Moreno sigue siendo igual.
Este crianza es un placer constante. Será por la garnacha que lleva junto a la tempranillo (gracias DM por conservar la garnacha), será porque está hecho por alguien que piensa en el primer consumidor que es él mismo, o será porque está hecho como se hacÃa el vino toda la vida en Rioja. El caso es que aquà hay un vino que es divertido, que no podrás conformarte con una sola copa, un vino lleno de fruta, frescura y acidez, como los buenos crianzas. En torno a los 5 euros es de los que merecen tener para las comidas familiares.